UN ENCUENTRO CON LO HUMANO DESDE TU ESQUELETO

EL METODO FELDENKRAIS ARTICULADO CON LA MEDICINA ANTROPOSOFICA

 

 

El sistema esquelético representa el soporte del cuerpo humano, cumpliendo  funciones de protección: el cráneo para el cerebro, la caja torácica para pulmones, corazón,  y la columna vertebral para la médula espinal. Además está muy activo en las diferentes funciones  del ser humano en general (estar de pie, caminar, sentarse, acostarse, lanzar un balón, actividades de alimentación, aseo etc.).

El esqueleto y específicamente los huesos son la herramienta usada por el método Feldenkrais® para llevar a cabo los movimientos, y desde allí atender la dirección, la relación con otras partes, descubrir  la  sutileza y suavidad al mover, imaginar lo que hacemos, centrar la atención, interactuar entre sí como un todo que se influencia, además de  descubrir cómo usar  la respiración en todo éste engranaje de movimiento y funcionalidad.

¿Cuántas veces al pensar el esqueleto lo imaginas  integrado o lejos de ti? Las respuestas en clase por parte de  los participantes han sido por lo general: “como  se observa  en una cartilla” o, “el esqueleto armado para una clase”, o… “una calavera”.

¿Cuánta conciencia tenemos realmente de nuestro funcionamiento interno y externo?

Parte de las reflexiones que he hecho en clases grupales e individuales se relacionan con ese libro abierto que somos los seres humanos, con algunas páginas escritas y muchas otras en blanco por escribir;  además de las muchas opciones que tenemos para volver a reescribir… y en ese reescribir cuenta, y mucho, nuestra historia personal, el contexto en el cual crecimos y fuimos influenciados positiva y negativamente desarrollando nuestra autoimagen. Este contexto familiar, cultural, educativo, seguro o no, influenció profundamente al ser que somos, la manera en que nos proyectamos hacia el mundo  con nuestras propias creencias, nuestras verdades y las dificultades que nos impiden dar el paso seguro y sin temor.

Esta historia personal la podemos  reescribir al cambiar la autoimagen y nuestros patrones de movimiento, al cambiar las   sensaciones  corporales, las  maneras de reaccionar conectadas al pensamiento y las emociones (que se activan con cada evento que nos conecta con la información que hay impresa en nosotros y con la cual respondemos automáticamente desde el inconsciente). Este cambio es posible al reaprender la manera en que nos usamos. El usarse tiene que ver con la manera como orientamos nuestro pensamiento, nuestras emociones, movimientos y sensaciones.

Esas páginas de nuestro ser, ya escritas, pueden ser enriquecidas y renovadas con otra información neurosensorial, al reaprender hábitos más suaves, más sutiles, en mayor concordancia con nuestro ser, porque aprendemos a escucharnos, a sentirnos, a pausar, a cuidarnos, es decir, aumenta la  autoconciencia y por supuesto la conciencia.

Siento y creo que la Medicina Antroposófica nos invita a sumergirnos en las profundidades del ser, a tocar en cada célula los cuatro cuerpos (físico, etérico, astral y la organización del yo); es un sumergirse e integrarse con el ser de la persona que consulta, es un fluir con ese ser. Se crea la posibilidad de observar, tocar, ver, escuchar, sentir, darle un lugar certero a la palabra del otro, comprender realmente el pedido o la necesidad del otro sin juzgar, sin partir de mis necesidades, es una invitación a actuar en consonancia con ese ser que habita su mundo de un modo particular y acude a mi hábitat en busca de ayuda, para ser impulsado al conocimiento profundo de su ser.

La antroposofía concibe cuatro cuerpos o la cuatrimembración: El cuerpo físico, que es nuestro instrumento de vida, nos informa sobre lo que ocurre en nuestro cuerpo; el cuerpo astral se relaciona con todas las actividades del día, con la conciencia, sabe qué está pasando en la cotidianidad en de nuestras vidas. La organización del Yo es quien direcciona para dónde vamos, se relaciona con las tomas de decisiones y también se relaciona con la conciencia propia o autoconciencia. El cuerpo etérico es el alimento del cuerpo físico y actúa normalmente durante la noche en procesos de desintoxicación física, anímica, secreción de sustancias, reparación de procesos, y se relaciona con todos los acontecimientos del día que se llevan a la noche para ser procesados.

 

 

La Integración Funcional (del Método Feldenkrais®) utiliza la escucha, tiene en cuenta  en su intervención la pregunta con la que ingresa el estudiante y mediante el toque sutil le ayuda a observar y explorar la manera como usa su esqueleto al moverse. Este moverse y usarse está relacionado con su propia autoimagen.

En la Integración Funcional, el maestro mueve el esqueleto del estudiante sintiéndolo e interactuando constantemente: “Son dos sistemas nerviosos integrados”, expresaba el doctor Moshe Feldenkrais.

La Integración Funcional propone maneras diversas en la dirección del movimiento, ya sea lineal, circular o rotacional para  redireccionar, reacomodar y desactivar patrones de contracción sostenida a nivel muscular   (amnesia sensomotriz). También propone moverse de otra forma, no como se hace habitualmente,  y finalmente lo que se realiza  es una  nueva propuesta de movimiento para llegar a UN APRENDIZAJE DE MOVIMIENTO. El moverse lleva implícito un pensamiento, un sentimiento, una emoción, una sensación y toda una activación interna.

Al final de una integración funcional la persona se siente reorganizada en su estructura, queda con sensaciones profundas de suavidad, mayor movilidad y la suavidad aparece en el ser profundamente, se vuelve más tranquilo al actuar, al resolver, al tomar decisiones y con la certeza de que tiene más opciones para redireccionar su vida.

Voy  a proponer tres posibles momentos que pueden ocurrir en una clase grupal de  “Autoconciencia a Través del Movimiento” (Método Feldenkrais®):

1. INTRODUCCION A LA CLASE

2. OBSERVACION Y MOVIMIENTO

3.TRANSFORMACION

Introducción a la clase: ésta se relaciona con la voluntad para asistir a la clase, la decisión de querer estar allí a determinada hora, porque posiblemente se quiere cambiar algo: puede ser una sensación desagradable o dolorosa o querer saber algo más de sí, tal vez querer aprender algo diferente o simplemente querer moverse distinto. El estudiante acepta unas condiciones  que tienen que ver con la  metodología y el desarrollo de la clase, es decir, está presente y este estar presente se relaciona con  la organización del yo  y  el  cuerpo astral. (Concepción espiritual del ser humano desde la antroposofía) .

 

Observacion y Movimiento:  este momento se relaciona con ajustes de su atención para llevar a cabo la observación de sus sensaciones, escuchar atentamente sus movimientos, su dialogo interior. También  el estudiante observa desajustes en su conformación estructural, desatención, contradicción frente a la propuesta de movimiento, aceptación de hacer y mover de otra manera, que puede ir en contravía de sus patrones normales (al moverse,  pensar, sentir y  emocionarse) y en lugares no imaginados.

 

 

Es un punto donde el patrón no acepta con facilidad ser direccionado, hay tal vez  rechazo, asombro, rareza, parece inaudita esta sugerencia y finalmente  aceptación y exclamación… es un momento donde intentar comprenderlo desde la razón es la primera intención.  Y  realmente, éste trabajo somático se siente y se comprende desde el hacer, para interpretar las sensaciones, para darse cuenta de que sí es posible el cambio, de permitir y abrir puertas a lo nuevo… “moviendo”- “aprendiendo”-“moviendo”- “desaprendiendo”…

Este momento tiene que ver con cómo se establecen las relaciones, qué les gusta, cómo tramitan lo que no les gusta, que patrones emocionales aparecen y que patrones de movimiento se contraponen a la propuesta nueva. todo el sistema neurosensorial está en juego. El estar aquí con conciencia enfrentando todo este esquema de posibilidades solo es posible si  el estudiante está en plena conciencia. En antroposofía  se le llama EL CUERPO ASTRAL  o sustancia sensitiva, responsable  de lo relacionado con lo anímico, el movimiento y todo lo que compete a las relaciones (con el entorno, los demás y consigo mismos).

 

 

El patrón y los hábitos van de la mano, los hábitos son ciegos, son automáticos; de ahí la dificultad de aceptar el cambio,  ésta dificultad es negociable, pues el Método Feldenkrais® parte de  la idea de no centrarse en el resultado sino en la manera en cómo  el estudiante usa todo su ser en movimiento, en  cómo explora y observa, por lo tanto al comprender que “el proceso es más importante que el resultado”, tranquiliza y aquieta el ánimo.

Cuando se atiende el proceso, ocurre una  organización interna, lo que permite afinar la observación, percibir lo sutil de lo agresivo o amenazante en cada uno y también fortalecer lo sutil que ya está en la forma de ser y actuar en la vida; así es posible monitorear,cuidar, porque se  activa  la “Autoridad interior”  que fácilmente ayuda a tramitar interna  y  externamente cualquier acontecimiento en este transitar de la vida.

Transformación: en la  cual  nuevamente se observa,  se notan cambios, transformación interna, calma, extrañeza por lo vivido, por lo ocurrido en esta sesión de aprendizaje, “donde movimientos tan fáciles son tan difíciles”, así lo explica una de mis  estudiantes; tal vez   se experimenten asimetrías, bienestar, alargamientos, cambios en el peso, la forma, aprenden como se  interrelaciona todo su esqueleto y se dan cuenta que “ tienen esternón” y “talón” y nariz” y  “ que se pueden mover”, son expresiones en las clases grupales. También se darán cuenta que su imagen inicial, ahora, al final  de la clase es otra y tal vez más  agradable.          

De esta manera  acaban de hacer un encuentro Neurosensorial, propicio para el aprendizaje, un viaje de aprendiz con un contexto seguro, sin  modelo para imitar, es decir la creatividad está a su disposición, al alcance de otros mundos maravillosos inexplorados desde el movimiento, “el movimiento esqueletal”… Es un momento donde la EXPLORACIÓN, la IMAGINACIÓN y  EQUIVOCARSE tienen igual valor; donde poder cuidarse es más fácil porque estableces el límite  aprendiendo a no juzgar lo que haces, aprendiendo del disfrute, de lo sutil, y  lo fácil.

Este viaje integra la organización del yo , el cuerpo astral, el cuerpo etérico y el cuerpo físico, siendo más activos los dos primeros  por la función  que cumplen  en el  estar presente, establecer relaciones esqueletales y observarse en su relación más íntima desde su manera de actuar, sentir, responder; pues estos dos (la organización del yo y el cuerpo astral) tienen su mayor actividad en la vigilia.

Ambas modalidades que usa el método Feldenkrais® (Autoconciencia a Través del Movimiento y la Integración funcional)  llegan a lo mismo, mejorar la autoconciencia e integrar movimiento, pensamiento, emoción y sensación. Situaciones  que influencian la autoimagen y el actuar en la vida como seres humanos más tranquilos y seguros.

La antroposofía, ciencia espiritual que concibe al ser humano desde otros planos sensibles (el cuerpo físico en relación con el cuerpo eterico, astral y la organización del Yo) define el alma como la capacidad que puede alcanzar el ser humano al “pensar, sentir y actuar” en concordancia. Desde esta perspectiva se estaría en un nivel de conciencia despierta. Aunque llegar a este punto cuesta, no es fácil cumplir estos tres preceptos,  es una linda  tarea para la humanidad.

Feldenkrais® respeta el ser, parte de la premisa  de que no hay movimientos malos ni buenos, invita a reconocerse en su individualidad como ser único, incita a la búsqueda del respeto por el ser, no favorece la competencia, acepta al ser individual , le hace un homenaje al cerebro de cada uno para potenciar las capacidades individuales, invita a hacer cambios en los hábitos y a través del movimiento del esqueleto propone otros novedosos, esto enriquece positivamente la “autoimagen” ya que permite el  reencuentro y se reconoce internamente afianzando las actitudes, las sensaciones,  el sentir, el  pensar  y actuar  frente a la vida con mayor conciencia.

El Método Feldenkrais® afianza tus niveles de conciencia, te fortalece el estar presente, te informa inmediatamente cuando algo no funciona, te da mayor seguridad para  seguir tus intuiciones y tomar decisiones, suaviza el tono de tu voz al expresarte, suaviza tus patrones de reacción, de movimiento,  y   tus emociones. Es como un psicoanálisis, me expresó alguien en el área de la psicología.

Esto se ve  reflejado en la estrategia de enseñanza que  se utiliza, donde la búsqueda es desaprender para luego aprender  a  aprender,  en un contexto seguro, tranquilo y acogedor…

La  antroposofía propone que en el dolor o en la enfermedad es que hay una mayor conciencia del ser; será porque el enfermar obliga a bajar ritmos acelerados, se le resta importancia a estar más afuera en función de otros y se refuerza estar consigo mismo y comprender que el estar bien contigo mismo es más importante que quedar bien con los otros, etc…

Al relacionar esto con la antroposofia, el responsable de restablecer procesos internos, favorecer la eliminación de toxinas y todo lo que ocurre durante la noche que se relaciona con la reparación y formación de los  tejidos; también  con el sueño  reparador, para  que así  el  cuerpo físico  se mantenga en  un estado saludable es el cuerpo Etérico.

Enfermamos cuando perdemos los ritmos de la vida (el dormir bien, comer con ritmo, moverse, pausar, problemas relacionales, emocionales). El Método Feldenkrais® recupera los ritmos, se vuelve más pausado, mas orgánico, más natural y más tranquilo al expresar, más observador, más atento.

Se reversa el pensamiento como se reversa el movimiento. Se activa el sistema parasimpático; en otras palabras se aquieta el simpático que se dispara con los excesos…

El sistema rítmico en antroposofía es fundamental, es el responsable de mantener el sistema neurosensorial en orden (sede del pensar, de lo creativo, de las ideas, del aprendizaje) y el sistema metabólico motor (sede de la voluntad para moverse). En el ritmo se vivencia el sentir, se podría decir que  aprendemos a sentir rítmicamente, y a expresarnos en la vida anímicamente con ritmo, y corporalmente también.

Mantener los ritmos, fortalece el estado general de salud. (Ver fig 2.La trimembración en el ser humano )                                  

El Método Feldenkrais® y la Antroposofía respetan el ser, respetan su individualidad, nadie es mejor que otro, reconoce talentos sin sobrevalorar… reconoce que cada persona tiene su propio ritmo, tiene sus capacidades y las desarrolla a su manera.

    

     

                                        

     

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