Somática y Danza.
Juliana Rodríguez Sanabria
En el Centro Nacional de la Danza ( CND ) en París-Francia, se realiza todos los años un evento llamado CAMPING, en dónde tienes la posibilidad de tomar talleres, ver obras, conocer escuelas y ampliar tu experiencia de la danza con el intercambio de saberes. Compartes con personas de diferentes culturas, edades y maneras de vivir la danza.
A CAMPING 2017 asistí con mis compañeros de la compañía Danza Común de Bogotá Colombia, cada uno tomó talleres distintos. Uno de los talleres que tomé fue con la maestra Sylvie Fortin, bailarina, profesional del Método Feldenkrais, investigadora y profesora de la Universidad de Quebec en Canadá.
El taller permitió aproximarse a la pregunta de cómo relacionar el método Feldenkrais y la danza.
A continuación, les compartiré mis apuntes de la experiencia y algunas reflexiones que aparecen en el momento de escribir este escrito.
La maestra Fortin nos presentó la educación somática como un campo en expansión donde varias disciplinas, técnicas y métodos convergen. Siendo algunos más cercanos a la psicoterapia, como la bioenergética; otras a la espiritualidad, como el yoga, el Tai chi y las meditaciones; otros a la medicina alternativa, como la acupuntura, la homeopatía; y otros más cercanos a la educación, como la técnica Alexander, el Body Mind Centering y el método Feldenkrais.
Existen, pues, diversas maneras de abordar lo somático. Una de ellas es la perspectiva educativa, en donde Feldenkrais se sitúa porque crea contextos de aprendizaje a través del movimiento.Como Feldenkrais es educación somática, surge la posibilidad de diálogo con otras disciplinas de este campo, componer diversas maneras de abordar lo somático y a su vez pensar la danza como una experiencia somática, que el bailarín se asuma como sujeto somático.
La maestra Fortin habló de la educación somática en general, aunque la experiencia que ofreció fue a través de lecciones de autoconciencia a través del Método Feldenkrais® (ATM). En su hoja de vida menciona que ha hecho Body Mind Centering, pero su formación más profunda en lo somático es la de Feldenkrais®.
He tenido la experiencia de realizar talleres en otras técnicas y métodos somáticos y pienso que las habilidades que se entrenan en el método Feldenkrais son las habilidades propias de la somática, y considero que conocer éstas herramientas a través del método Feldenkrais las aclara y afina de tal manera que potencia la experiencia también en otros métodos del campo somático.
En relación al contexto de la danza, Fortin hizo hincapié en que la educación somática es una herramienta que potencia el aprendizaje de la técnica, estimula la creatividad, fortalece habilidades para el arte de improvisar, el performance y la apreciación en danza. También contribuye a promover la salud en la danza. En la Universidad de Quebec en Montreal, donde Fortin es profesora, se incluye en el programa académico de danza una componente de acondicionamiento físico y educación somática. Esta visión ha permitido atender necesidades particulares de las condiciones físicas de cada alumno y entrenar habilidades somáticas (escuchar sensaciones, reconocer patrones habituales, conocerse a sí mismo) para facilitar el diálogo entre el estudiante, las diversas técnicas, los maestros, coreógrafos y compañeros.
Yo no ligaba la educación somática y el acondicionamiento físico; es más, había olvidado darle un lugar al acondicionamiento físico, quizás porque lo relacionaba con esfuerzo e ir al límite, como Feldenkrais invita a lo contrario no entendía cómo podía relacionarlos. Había dejado de estirar y fortalecer algunos músculos que en mi organización están muy tensos o con muy bajo tono.
En mi práctica de Feldenkrais entreno para escuchar cómo viaja el movimiento, fortalezco mi autoridad interna mientras afino la capacidad de percibirme en movimiento, no sabía cómo aproximarme al tono muscular; comencé Pilates y ha sido muy potente reconocer las cadenas musculares en la experiencia del movimiento usando la herramienta del Método Feldenkrais®.
He encontrado una manera somática, incluyendo las habilidades entrenadas por Feldenkrais, de realizar el acondicionamiento físico. Donde no sólo el qué hacemos sino el cómo lo hacemos sea importante; escuchando cómo participamos en las acciones, alejándonos de la mecanización y de un cuerpo objeto; dándole lugar al cuerpo vivido.
El taller era en sí mismo una invitación a construir un ritual personal en el que cada uno le da lugar a sus necesidades; la maestra contaba que su ritual no era meditación, pero a la vez sí lo era, no era acondicionamiento físico, pero sí incluía ejercicios de fortalecimiento, no era sólo Feldenkrais, pero si usaba las herramientas del Método Feldenkrais®. Habló de un ritual que es singular, que no es fijo, que cambia según necesidades del momento y que nos hace menos dependientes de los maestros y coreógrafos.
Es decir, el ritual sería el lugar en donde cada uno se hace cargo de sí mismo, y se dispone para poder entrar en diálogo con lo otro.
La educación somática tiene la potencia de facilitar el diálogo de las diversas técnicas y estilos con maestros, coreógrafos e intérpretes y entre ellos. En palabras de Fortin, la educación somática tiene la potencia de ayudarnos a negociar en situaciones artísticas complejas.
El espinazo de la noche, obra de Rodrigo estrada. Foto de Nelson Cárdenas.
A la pregunta de si la educación somática genera un estilo de danza, ella respondió lo siguiente: “No es el entrenamiento en sí mismo el que construye el cuerpo del bailarín sino cómo el bailarín se acerca a su entrenamiento”.
La atención en el cómo es una herramienta Feldenkrais, una herramienta que tiene el sujeto que se asume como un cuerpo vivido que es capaz de transformarse a sí mismo. La educación somática, permitiría que el bailarín dialogue con el entrenamiento encontrando su cómo, su sello individual, rescatando su singularidad y su autoridad interna en el aprendizaje de la técnica y estilos de danza.
A la pregunta de cómo incluir la educación somática a las actividades de la danza, dijo lo siguiente:
- En una clase de técnica, al inicio o al finalizar la sesión se podría hacer una lección de autoconciencia a través del movimiento del método Feldenkrais.
- Integrada al desarrollo de la sesión. Escoger algunos principios que pueden ser ejes del desarrollo de una clase.
- En un ritual matinal, desarrollar un ritual singular de formación al servicio de la creación e interpretación de los gestos del baile.
He podido usar las herramientas del método Feldenkrais para apoyarme en el entrenamiento y en la interpretación. Como profesora de danza apenas comienzo a recorrer un camino para crear un diálogo en la clase, entre las herramientas Feldenkrais y el material de la danza.
Fortin contó que en una etapa de su aprendizaje del método Feldenkrais paró de bailar, porque había tanto movimiento dentro de ella que no necesitaba el espacio de afuera. Estaba maravillada descubriendo el movimiento interior. Por este motivo, nos invitó a cultivar la relación con el espacio mientras aprendemos una técnica somática, no perder la relación con el entorno que también nos guía, nos hace mover y nos permite actuar en el mundo.
¿Hacia dónde se fue el espacio? Es la pregunta que surge, cómo continuar conectados con el entorno mientras nos percibimos a nosotros mismos. Cuando le doy preponderancia al mundo interno es un reto incluir el espacio. Espero que a medida que pueda conectarse el espacio, aparezca la danza y surja orgánicamente una manera de dar clases que le dé un lugar igual de importante a la danza como al Feldenkrais. O quizás cada campo necesite su propio lugar y se alimentan el uno al otro sin necesidad de mezclarse en una misma clase.
Como la idea del taller era hablarnos de la educación somática en el contexto de la danza, no podíamos solo quedarnos en el terreno de lo somático. Realizamos lecciones de autoconciencia a través del movimiento (ATM) del Método Feldenkrais®, ejercicios de improvisación y una pequeña coreografía con una frase de movimientos que nos enseñó la maestra, que presentamos por grupos.
Fue muy hermoso, como espectadora, ver la conexión y la calidad del movimiento sin esfuerzo. Percepción que tuve también cuando ensayé la frase como intérprete. A pesar de que la lección (AMT) fue una experiencia individual, tuve la sensación de que contribuyó a cohesionar el grupo y que conectamos también con el espectador. Pienso que el espectador al ser testigo de la comunicación interna del grupo tuvo la oportunidad de acceder a la experiencia artística.
Han pasado 18 meses desde que hice el taller, y desde entonces me hago preguntas sobre la necesidad de relacionar el acondicionamiento físico y la educación somática para la danza. Comencé por acercarme de una manera somática al fortalecimiento y al estiramiento. Continúo con mi práctica personal de Feldenkrais. De esta manera se nutre un ritual que he ido incorporando en la cotidianidad (antes de la clase o del ensayo) para escuchar las necesidades del momento.
Para poder actuar en el mundo es necesario fomentar una relación con el entorno en la experiencia somática, estar atento al lugar que habito, conectarse con el espacio, apoyarse en los sentidos para olerlo, escucharlo, tocarlo, mirarlo, incluirlo en la autoimagen, porque que de eso trata Feldenkrais.
En conclusión, el taller invitó a moverse en diálogo con lo otro, asumirse como sujeto somático en los diferentes contextos de la danza y la vida. Me maravilla ser testigo de cómo somos capaces de transformarnos a nosotros mismos y reflexiono sobre la posibilidad de crear puentes entre el mundo interior y el mundo exterior para poder hacer lo que nos gusta, conectados consigo mismo y al mismo tiempo habitando el espacio y el tiempo de los otros.
Para mí ha sido determinante la fórmula transpersonal de incluir la relación con lo otro:
con el otro espacio, el otro compañero, el otro discurso.
Es el arte de dialogar con lo otro mientras nos escuchamos a nosotros mismos.
Dibujos de Samuel, mi hijo cuando tenía 5 años.
Veo códigos para cambios de posición…para ir a otro lugar…. otros puntos de vista…